Mi nombre es Paula y vivo en San Martín de los Andes. Nací lo más al sur que pude: en Tierra del Fuego, Argentina, pero he vivido gran parte de mi vida en SMA, tengo 33 años y me desarrollo en las terapias orientales y las artes chinas para la salud desde el año 2011. Además de dedicarme a la medicina tradicional china y los masajes soy estudiante de idioma chino e instructora de Tai Chi Chuan y Chi Kung (además de incansable amiga de los animales, ávida consumidora de libros, series de animación, y aficionada a la acuarela y el dibujo, en otro orden de cosas).

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Mi búsqueda comienza desde las artes marciales chinas, en donde empezó mi estudio de las energías del cuerpo, meridianos, cinco elementos, Yin Yang, y demás teorías chinas que buscan el equilibrio y explican lo integral de todo lo que existe. Luego avancé hacia el mundo del masaje, en donde encontré la belleza del servicio de trabajar con el otro y de poder brindar bienestar. Finalmente el deseo de aprender y comprender los mecanismos de la energía del cuerpo y la mente me fue llevando hacia el que sería mi lugar en el mundo: la medicina tradicional china. 

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Las plantas medicinales ocupan un buen lugar en mi práctica y mi corazón, desde niña he crecido conociendo y admirando sus bondades, y ahora las integro a mi profesión de la mano de la herbolaria china, en la que sigo intentando profundizar día a día. 

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Mi consulta tiene un enfoque integral, contando con un abanico de herramientas y técnicas, entendiendo que cada individuo tiene su propia historia y situación psico-físico-energética, que deberá ser abordada de forma particular y única. El objetivo será siempre encontrar la raíz del desequilibrio de cada uno: encontrar las causas y no sólo tratar las consecuencias o síntomas. Trabajando siempre desde la visión holística de la bioenergética y la medicina china tradicional, en un entorno amigable, luminoso, profundo y fundamentalmente humano. 

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​Me siento infinitamente agradecida de poder hacer lo que amo hacer, y de que mi tarea sea nada menos que ayudar a mejorar la calidad de vida de los demás. Amo que en mi labor diaria la gente con la que interactúo se vaya un poco mejor de lo que estaba cuando llegó... ¿Qué más se puede pedir? La felicidad de dar felicidad. 

Gracias, gracias, gracias.