Los biotipos y las relaciones

Saber con qué bueyes aramos nunca está de más, ya sea para planificar proyectos, resolver conflictos, armar dinámicas de grupo, cuidar las relaciones sentimentales, o mantener saludables las dinámicas familiares.
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En China usan la información de los biotipos para todas estas cosas, por ejemplo, ya yéndonos un poco hacia la productividad tan buscada en sociedades orientales, se usa para saber qué puesto laboral ofrecerle a cada persona para garantizar su buen desempeño y un entorno laboral sostenible.
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Pensándolo para las cosas más importantes y más humanas, me gusta tener en cuenta esto para entender al otro, cosa que a veces cuesta mucho.
Vivimos en una sociedad en la que cada uno vive en su propia burbuja, en su propio mundito, y a veces la gente no entiende cómo es posible que los demás no piensen o actúen como ellos, porque actuar como actúan les parece lo más razonable. Casi todos están segurísimos de estar en lo correcto, y de que su forma es LA forma. Hay escasa auto-crítica y casi inexistente empatía.
La empatía no es ponerse en el lugar del otro, porque nunca falta el que concluye en que si él hubiera estado en tal situación habría actuado diferente, o quién afirme que a él le pasaron cosas peores en la vida y sin embargo salió adelante, sin pensar que quizás al otro las cosas le afectan diferente. Entonces la empatía no es ponerse en el lugar del otro, es SENTIR como el otro. Y para sentir como el otro es necesario entenderlo, porque si uno conoce por pedacitos en realidad no entiende nada, hay que sabernos completos.
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Los temperamentos son diferentes clasificaciones en base a los rasgos de la personalidad, similar a los doshas de la medicina ayurveda.
Si estamos en equilibrio todos los temperamentos son necesarios para una sociedad saludable, no hay un biotipo bueno y otro malo, todos son perfectos si están balanceados, y con todos ellos se puede estar bien. El problema empieza cuando nos desacomodamos y empezamos a tener tendencias patológicas en nuestras relaciones y con nuestro propio ser.
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Para saber qué biotipo somos o qué temperamento tenemos es recomendable acudir a la consulta de un profesional imparcial que realizará un test de preguntas, ya que muchas veces no nos vemos como realmente somos. Sin embargo, para tener una idea general, en el artículo anterior se puede ver cada temperamento explicado a partir de los distintos rasgos de la personalidad y el comportamiento, junto a la indicación de a qué movimiento pertenecen (Madera, Fuego, Tierra, Metal, Agua).

Los biotipos son cinco y los temperamentos son ocho. En este artículo vamos a enfocarnos en la parte emocional, intelectual y de comportamiento, que es la que tiene que ver con las relaciones interpersonales (en otro artículo hablamos ya un poco sobre lo relacionado a los biotipos y sus predisposiciones a sufrir determinadas patologías físicas).
Cuando el biotipo se altera y se vuelve patológico produce cambios en la personalidad y el comportamiento.
Todos tenemos uno o dos biotipos básicos, fijos desde el nacimiento, podríamos llamarle personalidad esencial. Luego podemos tener otros biotipos que van presentándose a lo largo de la vida, dependiendo de la edad, la respuesta de adapatación ante las experiencias de la vida, etc.
Muchos de nosotros hemos cambiado a lo largo de los años, antes éramos más irritables, o más miedosos, o ahora notamos que nos preocupamos por cosas que antes no nos importaban, etc. Los temperamentos se alteran por muchas cosas, alimentación, situaciones de la vida, entorno, estrés, traumas, alteraciones orgánicas. Esto puede ocurrir en cualquier momento de la vida, de niños o de adultos, puede alterarse y acomodarse intermitentemente a lo largo de la vida, o alterarse una vez y seguir así para siempre. Lo bueno es que también puede regularse y mantenerse en equilibrio, dependerá de nuestro trabajo interior y de lo que podamos hacer para garantizar un estilo de vida saludable.
¿Para qué nos sirve esta clasificación?

Simplemente para entendernos mejor. No es para buscar excusas que justifiquen comportamientos inaceptables, ni mucho menos para intentar cambiar al otro. Nadie puede sanar al otro, ni le corresponde tampoco. Estas herramientas son para auto-conocimiento y para el propio crecimiento personal. La otra persona tiene todo el derecho del mundo de seguir siendo quien es, con desequilibrios y todo, uno sólo puede trabajar sobre uno mismo.
Conocer cómo es el otro, pero principalmente saber cómo es uno mismo, nos sirve también para buscar formas saludables de relacionarnos y de procesar las situaciones que se nos presentan. Una opción complementaria para ayudar a equilibrar nuestro propio biotipo es la alimentación ayurveda, la dietética china, o la terapia de oligoelementos.
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