Reflexología. Historia y fundamentos.

Se cree que la Reflexología se originó en China hace 5.000 años, sin embargo se han encontrado pictogramas en Egipto, en los que se evidencia que los antiguos egipcios ya usaban técnicas de masaje en los pies para recuperar la salud de las personas. También se sabe de aplicaciones similares por los nativos de Norteamérica y los pueblos Mayas, Incas y Mapuches.
Es una técnica que se aplica en los pies, no sólo porque allí pasan algunos de los principales canales o meridianos que conducen la energía de fuerza vital o Qi, sino porque la planta del pie, y el pie en su conjunto, representa en forma esquemática la totalidad del cuerpo y sus órganos. Éste es el principio de la reflexología podal. En esta parte de nuestra anatomía existen nada menos que unas 7.200 terminaciones nerviosas. En ella, mediante el masaje y el estímulo se puede influir a modo reflejo sobre los correspondientes órganos, vísceras, y demás partes del cuerpo.
Actúa como un excelente sistema preventivo de enfermedades, además de ser un inmejorable relajante, ya que equilibra la energía vital del organismo.
La Reflexología es una técnica que aplica presión de distintas formas en puntos específicos, lo que permite al paciente relajarse y también que su cuerpo reaccione ante los estímulos y actúe de acuerdo a las necesidades en la restauración de la energía. Así, la Reflexología Podal se aplica como una técnica de masaje en puntos existentes en la planta y el dorso del pie que representan todos los órganos y miembros del cuerpo humano, lo que permite la relajación y equilibrar el cuerpo.
La Reflexología sirve, por tanto, para tratar y prevenir trastornos o enfermedades; pero, también, para suministrar bienestar y relajación.

Las sesiones tienen una duración que puede oscilar entre 40 y 50 minutos. El tiempo máximo que se recomienda para el estímulo reflexológico en cada pie es de 25 minutos, según la sensibilidad del paciente y su evolución. La frecuencia ideal para realizar esta terapia a modo de tratamiento es de 2 sesiones por semana o de 1 sesión semanal.
INDICACIONES PRINCIPALES:
Jaquecas.
Vértigos.
Insomnio.
Ojos cansados.
Hemorragias.
Dolor de espalda y piernas.
Falta de apetito.
Alergias.
Falta de energía.
Estreñimiento.
Dolores reumáticos, contracturas, lumbalgias.
Estrés, depresión, etc.
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